Hablamos de creatividad. Valoramos la creatividad. Sabemos que es una de las 4Cs, las llamadas soft skills o competencias del siglo XXI, junto a la comunicación, la colaboración y el pensamiento crítico.
Pero, ¿realmente, potenciamos la creatividad? ¿Cómo se trabaja en el aula? ¿Apoyamos al alumnado en la adquisición del hábito de crear? ¿Les animamos a arriesgar, a desarrollar su propia voz, a perder el miedo a equivocarse?
Entrenar la creatividad, requiere trabajar el proceso creativo: provocar espacios de pensamiento divergente y pensamiento convergente.
El pensamiento lateral o divergente es imprescindible en la vida para resolver todo tipo de problemas. Es las creación de opciones en modo abierto, desde las primeras ideas que se nos ocurren, las más obvias o racionales, hasta las más surrealistas o disruptivas.